HECHO HISTORICO
La Batalla de Abra de la Cruz (o combate de Cochinoca) tuvo lugar el 3 de diciembre de 1874, en la región de Puna, Provincia de Jujuy (Argentina).
ANTECEDENTES
En 1873, Anastasio Inka, cacique indígena, se queja ante el Gobernador Teófilo Sánchez de Bustamante de los injustos arrendamientos pagados por su gente a Fernando María Campero Barragán y otros terratenientes.1
Este último decide actuar en favor de los indígenas y cuando llega a Puna es tomado prisionero en Volcán y destituido por José María Álvarez Prado.
LA BATALLAS
Álvarez Prado, quién actúa en favor de los derechos de los terratenientes, a fines de noviembre marchó al frente de un escuadrón de aproximadamente 300 hombres hacia el territorio de los kollas, donde le espera en Cochinoca, Abra de la Cruz, un ejército de aborígenes para hacerles frente, organizado por el militar de la Guardia Nacional Laureano Saravia.
Los aborígenes puneños de los departamentos de Yavi, Santa Catalina, Rinconada y Cochinoca estaban encabezados por Anastasio Inca, Federico Zurita, Benjamín Gonza y José María Maidana. Constituían un ejército de 1.200 hombres que triunfaron en la batalla.
A pesar de haber capturado los indígenas a Álvarez Prado, no se le ejecutó.2
Tras replegarse al sur, Álvarez Prado solicitó refuerzos al gobierno nacional quien cursó órdenes al gobierno de la provincia de Salta para que enviara tropas. Salta envió un batallón de guardias nacionales al mando del ministro de gobierno Segundo Linares. Las tropas de Álvarez Prado sumaban ahora 700 hombres concentrados en Quera, cercanas a la actual Cochinoca, y 300 de reserva en Puesto del Marqués.
Mientras, la población originaria trasladaba su base de operaciones a una serranía denominada Abra de Quera. Contaban con 800 combatientes, que sólo disponían de trescientas armas de fuego.
Batalla de Quera.
El 4 de enero de 1875 se produce una batalla en los Cerros de Quera (Situados a 15 KM al norte de la Ciudad de Abra Pampa), entre la División expedicionaria a la Puna y la Fuerzas rebeldes encabezadas por el caudillo Laureano Saravia.
Los puneños estaban bien parapetados en las Barrancas y Cerros de Quera. El ejército oficialista de ALVAREZ PRADO contaba con dos diferencias: la primera que contaba 1.100 hombres contra 800 de los puneños; y la segunda era la gran diferencia de armas: 1.170 de fuego entre fusiles, escopetas, revólveres, cañones livianos y además una cantidad demasiado grande de municiones o proyectiles, contra aproximadamente 200 armas de fuego y pocas municiones. Además tenían lanzas, boleadoras, hondas de lanas de llama y dos banderas una Azul y Blanca y otra de propia creación de color Blanco y Amarillo, que servía para diferenciarse de los Oficialistas de Álvarez Prado.
Los puneños en forma organizada, presentaron batalla divididos en distintos frentes: el primero al sur, al mando de los Comandantes Anastasio Inca y Federico Zurita; el segundo, por el centro, al mando del Comandante Benjamín Gonza; el tercero, por el noroeste, dirigido por el Comandante José María Maidana y, por el norte, el Comandante Laureano Saravia, quien a su vez dirigía toda la operación bélica.
A media tarde del 4 de enero de 1975, la lucha se hizo general y encarnizada, cuerpo a cuerpo, hasta que al caer la tarde los puneños por falta de municiones tuvieron que retroceder, y traspasar los cerros, desplegándose en forma de abanico con el fin de no ser cercado
El número de bajas en ese enfrentamiento fue 240 muertos (aparte de los muertos por fusilamientos días posteriores), 273 heridos, algunos de ellos formaban parte de los 300 prisioneros. De las bajas del Gobierno no hay precisiones en los números.
El 5 de enero empezaba el genocidio. Porque la orden impartida por Alvarez Prado a sus oficiales y soldados, era el exterminio de los Comandantes y soldados del Caudillo Laureano Saravia.
Los familiares de los combatientes de la Batalla de Quera, en especial aquello que fueron fusilados, tuvieron que refugiarse en Bolivia, algunos volvieron con el correr del tiempo y otros no, por esto hoy en día en la Puna (Cochinoca y Yavi), no hay apellidos Gonza, Zurita y muy pocos Inca.
La Batalla de Quera es un hito en la historia de Jujuy, que no se borrará jamás de la mente de los puneños. Además es un ejemplo más de cómo el jujeño oprimido lucha por lo que le pertenece.
CONSECUENCIAS
En julio de 1875 Álvarez Prado designaba a su suegro José Benito de la Bárcena como apoderado ante la Corte Suprema a los efectos de representar a la provincia en su acción judicial contra Fernando Campero.
Los seguidores de Sánchez de Bustamante denunciaron en Jujuy y en la prensa de la ciudad de Buenos Aires la connivencia del gobernador Álvarez Prado con el boliviano Eugenio Caballero, abogado de Fernando María Campero Barragán, también boliviano y principal terrateniente de la Puna. El acuerdo con Campero, por el que recompensaba el apoyo que el terrateniente había prestado en el derrocamiento del gobierno anterior, preveía que a cambio de una suma de dinero, el gobierno de la provincia reconocería la titularidad de las tierras ocupadas por Campero.
José Sánchez de Bustamante, denuncio lo sucedido y ataco los títulos de Campero cuestionando que la encomienda nunca había implicado la propiedad de la tierra.
Ante el escándalo, en febrero de 1876 Álvarez Prado se vio obligado a iniciar el juicio que sería resuelto por la Corte a favor de la provincia a comienzos de 1877, declarando fiscales todas las propiedades del antiguo Marquesado de Yavi o de Tojo. Los argumentos jurídicos principales aducían que Fernando Campero sustentaba sus derechos en la antigua concesión real de encomienda, institución abolida por el régimen jurídico argentino desde la Asamblea del Año XIII. En ese momento comenzó la división de las propiedades que fueron a parar a manos de otros terratenientes, perjudicando a los indígenas, quienes habían iniciado el movimiento de reivindicación de sus antiguas propiedades.
MAPA CONCEPTUAL
MAPA CONCEPTUAL
Puna Jujuy-La Batalla de Quera es un hito en la historia de Jujuy, que no se borrará jamás de la mente de los puneños. Además es un ejemplo más de cómo el jujeño oprimido defiende lo que le pertenece, contra la clase opresora que se mantienen vigente hasta la actualidad.- El acontecimiento sucedió el 4 de enero de 1875 donde los originarios enfrentaron a las tropas del gobierno en defensa de su territorio. Más fueron derrotados. El 5 de enero empezó el genocidio. Por que la orden impartida por Alvarez Prado a sus oficiales y soldados, era el exterminio de los insurgentes. En los días siguientes se desató una escalada de fusilamientos. Les cortaron los testículos, el pene; les metieron una estaca por el ano. Se atrevieron a defecar en los moribundos. Muchos fueron colgados y expuestos en las plazas públicas como escarmiento. Violaron a las mujeres, y a niñas; a los niños les dieron un tiro en la nuca. Se apropiaron de los corderos para festejar con asado. Y a sus ganados camélidos lo destrozaron con perros y a tiros de bala. Los nietos de Alvarez Prado aun estan diseminados por Jujuy y algunos se hacen llamar indígenas para considerarse dueños de las tierras. De igual forma los Alvarados, Cardozos, Morales, y muchos más. Otros recurren al patriotismo, inteligencia o libre albedrío y poder navegar genéticamente por los pasillos de la Legislatura provincial y poder codearse y potenciarse con los integrantes del poder ejecutivo provincial y judicial tanto es como la risa que vomitan por los contaminados con plomo Abra Pampa.
ResponderEliminar